LA CULTURA DE LA SEGURIDAD REQUIERE RECONOCER QUE NADIE ES INFALIBLE




·         El doctor Martín Antonio Manrique reiteró el compromiso del HJM con la seguridad de los pacientes y los trabajadores.



·         Lo que se pretende es disminuir los riesgos inherentes a la práctica médica





Para avanzar a una cultura de la calidad y la seguridad del paciente, debemos reconocer que nadie es infalible, por lo que debe prevalecer una actitud autocrítica en todos los procedimientos médicos, afirmó el doctor Martín Antonio Manrique, Director General del Hospital Juárez de México.

Para lograr este propósito, tenemos que reconocer que no tenemos la verdad absoluta y que podemos mejorar los procedimientos de atención a los pacientes, dijo.

Al encabezar la Sesión General en que se convocó a la comunidad médica, paramédica y de enfermería a establecer las prácticas de: Conocer, Notificar y Mejorar, como condición para brindar una atención médica con calidad, el doctor Martín Antonio Manrique reiteró el compromiso del HJM con la seguridad de los pacientes y los trabajadores, para disminuir los riesgos inherentes a la práctica médica.

Durante la sesión, los doctores Fabiola A. Beltrán Torres y Yefté Efraín Silva López advirtieron que en los hospitales se incrementa la posibilidad de que se produzca una contingencia o resultado adverso, que puede afectar tanto a los pacientes como a los trabajadores.

De hecho, dijeron que la atención médica puede ser tan peligrosa o más que el montañismo, las industria química, la operación de las plantas atómicas o las operaciones aéreas.

Indicaron que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que en los hospitales hay cierto grado de peligrosidad inherente al proceso de atención de salud. Se enfrentan riesgos quirúrgicos, caídas de pacientes, cardiovasculares y heridas por presión.

Frente a estas eventualidades, los especialistas de la Dirección de Planeación Estratégica señalaron la necesidad de reconocer que hay un cierto grado de peligrosidad inherente a cada paso del proceso de atención de salud.

Los doctores Beltrán Torres y Silva López dijeron que para avanzar en la seguridad del paciente, deben impulsarse estrategias que reduzcan la probabilidad de eventos adversos o daños resultantes de la exposición al sistema de atención médica.

Con ese propósito destacaron la importancia de consolidar en el hospital un sistema que permita conocer, notificar y mejorar frente a la posibilidad de que se ocurran  cuasifallas, eventos adversos y los eventos centinela en el proceso de atención médica.

Explicaron que una cuasifalla es cualquier variación del proceso de atención médica que pudo haber dado como resultado un evento adverso, lesión o enfermedad pero que no ocurrió por una casualidad o por una intervención oportuna.

Dijeron que un evento adverso es un suceso imprevisto, indeseado, potencialmente peligroso en asociación directa con la atención médica, que afecta al paciente con un daño físico o psicológico y es reversible.

Por lo que toca al evento centinela, señalaron que se trata de un suceso imprevisto resultado de la atención médica que produce la muerte del paciente, pérdida permanente de una función u órgano o una complicación grave.

Frente a estas eventualidades, dijeron que es aquí donde se refleja la madurez de las instituciones, ya que hay hospitales que declaran que son perfectos y quienesw reconocen la posibilidad de riesgos y se preocupan por la mejora de la calidad.

En el primer caso –indicaron- cuando se produce daño al paciente, no se toman medidas para corregir y/o mejorar, no se analizan los incidentes y se crea una cultura del secreto y silencio.

En cambio, las segundas generan estrategias para identificar, priorizar y reducir los riesgos. Asimismo, con un enfoque proactivo y sin fines punitivos se ocupan por ofrecer informes de los eventos adversos, cuasi-falla y evento centinela, identificación de procesos críticos, y avanzan hacia un modelo de gestión enfocado a la mejora continua de los procesos médicos.

Dijeron que para ofrecer entornos seguros para el paciente y sus familiares, se debe aprender del error, ser capaces de identificar los riesgos, diseñar procesos seguros y fortalecer las barreras de seguridad.




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