La Tanatología, una breve aproximación

Por Michelle Medrez
Aprender a perder constituye todo un reto: equivale primero a admitir que la vida es una montaña rusa con momentos satisfactorios pero también con momentos dolorosos; admitir que como las estaciones de la Tierra, el corazón también pasa por primaveras e inviernos. 
La Tanatología es una disciplina científica que se encarga de encontrar el sentido al proceso de la muerte, sus ritos y significado concebido como disciplina profesional, que integra a la persona como un ser biológico, psicológico, social y espiritual para vivir en plenitud y buscar su transcendencia (INMEXTAN, 2015). También se encarga de los duelos derivados de pérdidas significativas que no tengan que ver con la muerte física. Por lo anterior es tarea del Tanatologo el apoyar, acompañar y dar consejería durante el proceso de duelo, sin importar el tipo de pérdidas de la que se trate. Procurar, si estamos en ámbitos hospitalarios,  que al paciente se le trate con respeto, cariño, compasión y que conserve su dignidad hasta el último momento. El tanatólogo debe de tener empatía, confidencialidad y cordialidad, para poder ofrecer al paciente el apoyo que él busca. 
Porque toda pérdida exige la tarea de Hacer un Duelo, de adaptarse al cambio que impone la vida y resignificar aquello que hemos perdido.
Si bien en los anteriores ejemplos no podemos incidir en el resultado, si podemos elegir el cómo vivir nuestra vida en lo posterior. 

El duelo concebido como un proceso activo (Attig, 1991) ofrece al doliente cientos de opciones que él puede elegir o descartar: si se prepara o no para el inaplazable momento de la muerte tras la enfermedad, si ve o no el cadáver, si se despide o no, si guarda o si reparte las pertenencias del ausente, si habla de la persona o se aisla sin decir palabra, si se permite el llanto y la tristeza o los esquiva y  disfraza con actitudes de frialdad y rectitud. Tras el cambio que supone una experiencia de duelo, la persona no retorna al punto de partida, es por eso que el duelo implica no solo un proceso de reaprender el mundo externo desorganizado y cambiado, sino también el de reaprendernos y reconocernos a nosotros mismos (Attig, 1996).

Hay tantas formas de vivir y experimentar el duelo como humanos hay en el planeta y muy probablemente esa sea la razón por la cual el objetivo de la Tanatología es tan claro y contundente: que los dolientes aprendan a vivir “de nuevo”. Lo que implica aprender a vivir sin algo o sin alguien, de otra forma, y que esta forma sea positiva para nosotros. Es evocar aquello que ya no esta con cariño y nostalgia, pero sin que su recuerdo sea un obstaculo para seguir con mi día a día y con mi crecimiento, es dejar ir sin olvidar, es separarse. Es organizar un nuevo mundo con prioridades diferentes, es aceptar mi nueva realidad.
Concientes de esta realidad la Escuela de Enfermería, y su Educación Continua, prepararon el curso “Tanatología un apoyo para todos”, del 7 al 11 de diciembre orientado a todo el personal del área de salud y a los interesados en el tema, para darles a conocer los elementos de la tanatología y su funcionalidad en el ámbito laboral y personal, impartido por el Psic. Juan Carlos Espinosa Ramírez y la Tanatóloga Michel Medrez Flores.





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