PROTEGER A LOS INFANTES CONTRA LA OBESIDAD DESDE ANTES DE NACER
· Con ello, afirmó el doctor Arturo Perea Martínez, Presidente de la Academia Mexicana de Pediatría, se reduciría en 2% anual las enfermedades no transmisibles.
· Propuso consultorios de bioprogramación, que ayuden a las futuras madres a lareprogramación nutricional temprana de sus hijos.
Frente a la pandemia del sobrepeso y la obesidad que afecta a siete de cada diez adultos en el país y a la tercera parte de los niños y adolescentes, es necesario reforzar la estrategia nacional del sector salud con medidas adicionales, que protejan a los infantes desde antes de nacer, y ayuden a revertir este problema de salud pública, afirmó el doctor Arturo Perea Martínez, Presidente de la Academia Mexicana de Pediatría.
Para ello, recomendó el impulso de una Medicina Pregestacional, e incluso expresó la conveniencia de que los centros de salud, clínicas y hospitales abran consultorios de bioprogramación, que modifiquen las preferencias y conductas alimentarias de las futuras madres, con el fin de avanzar en la reprogramación nutricional temprana de sus hijos.
Expuso que la aplicación de esta medida, desde antes de la concepción, hasta los primeros dos años de vida del infante (que abarca un período de mil días), tendría un impacto inmediato, y se podría reducir anualmente el 2% de la tasa de mortalidad mundial por enfermedades no transmisibles, como la diabetes, hipertensión arterial, cáncer y del corazón.
Necesitamos avanzar de una medicina reactiva y resolutiva, a una medicina preventiva, si queremos contener la réplica transgeneracional de la obesidad y el sobrepeso que en nuestro país afecta a siete de cada diez adultos y a la tercera parte de los niños y adolescentes, dijo.
Durante la sesión general del Hospital Juárez de México, encabezada por el doctor Martín Antonio Manrique, el Coordinador de la Clínica de Obesidad del Instituto Nacional de Pediatría abordó el tema de la Obesidad y las enfermedades no transmisibles en la infancia y la adolescencia, que en el 2015 causaron la muerte de 41 millones de personas en todo el mundo.
Al referirse al impacto económico de estas enfermedades, recalcó que en el 2011, el gasto de bolsillo para atender padecimientos como la diabetes mellitus, se estimaron en cerca de 18 mil 560 millones de pesos, mientras que para enfermedades cardiovasculares habría alcanzado 13 mil 816 millones de pesos.
Ante la comunidad médica, Jefes de Servicio y residentes, Perea Martínez dijo que las causas de dichos padecimientos son conocidas y permiten tomar medidas de prevención y tratamiento, desde el manejo de conducta para la adquisición de estilos de vida saludable, hasta los fármacos y alimentación, a fin de contener el impacto que tiene sobre los años de vida saludable, la esperanza de vida y la salud de la población económicamente activa.
Indicó que en las últimas décadas, la obesidad ha alcanzado proporciones de extrema gravedad epidemiológica, convirtiéndose en una pandemia que erosiona la salud de la población y la economía de la población, ya que a nivel mundial se gastan 117 mil millones de dólares en atención a padecimientos atribuidos a la obesidad.
El especialista señaló que la carga de las ENT se refleja en la calidad de vida, en el costo de su atención y en la pérdida de años de vida cronológica y productiva, por lo que desde el 2013, el gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto impulsa la Estrategia Nacional para la Prevención y Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes.
Dicha estrategia, detalló, está enfocada en tres pilares: salud pública, atención médica y una política sanitaria y política fiscal, que tiene como objetivo incrementar la conciencia sobre la obesidad y las enfermedades no transmisibles, para su prevención, tratamiento y control, y es supervisada por el observatorio mexicano de enfermedades no transmisibles, que preside la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Paralelamente a estas medida, el doctor Perea Martínez mencionó que la Academia Mexicana de Pediatría coadyuva a promover un cambio de estilo de vida de las personas, particularmente en las etapas tempranas, que eviten el tabaquismo, el estrés y la inactividad física, y favorezcan una alimentación saludable, que incluya alimentos ricos en vitamina D, como los pescados, leche, margarina, yogurt, pan y pastas.