LA ESCUELA DE ENFERMERÍA DEL HJM CONMEMORA EL DÍA DE MUERTOS

 

 

·         Con un canto a la memoria de nuestros difuntos, la Escuela de Enfermería de la Secretaría de Salud celebró el Día de Muertos

 

·         En esta ocasión tuvo como tema a Xochimilco, uno de los barrios más emblemáticos, con sus canales, chinampas y sus leyendas

Con un canto a la memoria de nuestros difuntos, la Escuela de Enfermería de la Secretaría de Salud celebró el Día de Muertos, que en esta ocasión tuvo como tema a Xochimilco, uno de los barrios más emblemáticos, con sus canales, chinampas y sus leyendas.

En esta ocasión, debido a la pandemia del Covid-19, los alumnos, maestros y autoridades presentaron de manera virtual la ofrenda o altar de muertos, y resaltaron la importancia de mantener las tradiciones como el Día de Muertos, ya que refuerzan la memoria e identidad del pueblo mexicano que honra y mantiene vivo el recuerdo y la memoria de sus difuntos.

Como ya es una costumbre del Hospital Juárez de México, se presentó la Ofrenda del Día de Muertos, con su camino de flores de Cempasúchil, inspirada en el pueblo de Xochimilco, que en Náhuatl significa campo de flores, se recordaron sus leyendas como La Llorona, y la Isla de las Muñecas.

Ataviados con ropas regionales y disfraces de catrina y catrín, los alumnos de la escuela de Enfermería, dijeron que con esta ofrenda, el Hospital Juárez de México mantiene su apego a sus costumbres ancestrales, en la que los mexicanos nos identificamos.

Como en los tiempos prehispánicos, el altar se adorna con la flor de muerto o Cempaxochitl, para dar a entender a las almas que nos da gusto su visita, que nos alegra su compañía y que esta reunión es una fiesta, y con los sahumerios , con el copal ardiendo se purifica e lugar.

El Día de Muertos se celebra en México desde tiempos prehispánicos, en las culturas maya, azteca, purépecha, etc. Todos ellos hacían una celebración que duraba alrededor de un mes (sería el mes de agosto según el calendario actual) en la cual rendían homenaje a sus muertos.

Según la cosmovisión Mexica el Mictlan tenía nueve distintos niveles en donde residen los finados por causas naturales. Los guerreros y madres que morían durante el parto pasaban sus días en el Tonatiuhichan o “casa del sol” y cuando era por causas relacionadas por el agua, el rayo o algunas enfermedades descansaban en el Tlalocan.

 “Las personas en México realmente nunca mueren, ya que siempre son recordadas”, dijeron los alumnos de la Escuela de Enfermería.

Señalaron que el Día de Muertos permite recordar a nuestros seres queridos que nos precedieron, ya que aquí se tiene la creencia que las almas de nuestros familiares o allegados vienen a visitarnos en estos días. El primero de noviembre está dedicado a los niños y el día dos es para los adultos.

Para recibirlos como se merecen en esta su visita anual, las familias que acostumbran colocar el altar en sus casas preparan ofrendas con la comida de la que gustaban en vida; además de los suculentos platillos en los que no puede faltar el pan, agua y sal para saciar el hambre y la sed.

También se colocan veladoras y velas para alumbrar el camino del difunto a la ofrenda donde se le recibe; igualmente se colocan en forma de cruz, que simboliza a los cuatro puntos cardinales para que de esa forma no se extravíe.

Al presentar la ofrenda, la maestra Tolina Alcántara, directora de la Escuela de Enfermería, dijo que recordar a nuestros difuntos tiene un significado especial que une a las familias en torno a nuestras tradiciones, y en México la muerte no es concebida como un fin último o como el término de una vida, sino que forma parte de las etapas del ciclo de vida de una persona.