sueño y obesidad

 La pérdida de sueño aumenta la obesidad


En la sociedad actual, hay una relación entre la pérdida crónica del sueño, con un aumento de la obesidad en países como el nuestro, lo que representa un problema de salud pública, con un impacto en la disminución de la esperanza y calidad de vida, dijeron especialistas de la Clínica de Crónicos. 

En la reunión encabezada por la endocrinóloga Sandra Aguilar Maciel, se dijo que investigaciones en curso establecen que el sueño tiene un papel fundamental en la regulación del equilibrio energético, ya que existe una relación entre diversas hormonas metabólicas y el ritmo sueño-vigilia. 

En su exposición, la doctora Guadalupe Fonz Mas, adscrita al servicio de Endocrinología, dijo que la cantidad y calidad de sueño es un factor determinante del estado metabólico y por lo tanto, los sueños interrumpidos o padecer insomnio o apnea pueden desencadenar sobrepeso y obesidad. 

El sueño es una función vital, y dormir de siete a ocho horas es muy importante para la función cerebral y como regulador del metabolismo, además de que en ese estado se llevan a cabo procesos de reparación de las neuronas, de descanso y de organización de la memoria. 

En la actualidad, el estilo de vida facilita que las personas tengan actividades y entretenimientos nocturno, además de que el uso de pantallas, como la televisión, el celular, las tabletas o la computadora resta horas al sueño reparador y hace que la población duerma mal, tenga alteraciones o trastornos durante el sueño, y roban calidad de vida. Hizo notar que conforme oscurece el día, el cerebro segrega una hormona llamada melatonina, que tiene un papel fundamental en la regulación del sueño. 

Al verse alterado éste, se afecta la relación entre la ingestión y el gasto energético, y pueden desarrollarse enfermedades metabólicas. La doctora Fonz Mas recomendó adoptar un estilo de vida saludable y tener una mejor higiene del sueño, por lo que señaló la necesidad de cenar ligero, no ingerir bebidas o alimentos altos en grasas o azúcares de una a dos horas antes de dormir. Esto incluye el café, té, alcohol o tabaco. 

Evitar hacer ejercicio una hora antes de dormir, y en cambio adoptar rutinas relajantes, como baños calientes, masajes, realizar lecturas o escuchar música agradable. Al final de la reunión de la Clínica de Crónicos. El doctor Jesús Madrigal Anaya, jefe de la división de Medicina, entregó reconocimientos a pacientes de la Clínica de Crónicos que han tenido avances en sus tratamientos.

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